Brebajes

lunes, 28 de febrero de 2011

El juicio de corazones


Miradas de viento, presumiendo reguiletes,  ahora un templo y un dios respetado por temor, él es negro con cara de chacal, ahora sabes que si te mueves llegara la hora maldita, lento ya está cruzando la escalera atrás de ti, y se apresura a pesar los corazones en la fina balanza de oro, la gente no resiste la presión algunos voltean y caen en la pirámide de tentaciones carnales,  vomitan estrepitosamente una estatua de concreto,  un recuerdo de tu amor que rápidamente llega a mi mente. 

El dolor, sigue nublando mi corazón de estaño, al recordar los placeres lejanos de tu ser.
Pero ya todo pasó,  he raptado toda ternura, y las medusas de mi cobra real, se convirtieron en libertinas plagas insensibles. Un momento de tristeza, me recuerda este trago de vino tinto, aunque las lágrimas sigan escurriendo en mi pecho, aunque mis ojos griten fuego, todo pasara porque sé que estas aquí y pronto nos volveremos a ver la cara.  Aquella maldita que me ha dejado herida en aquel asteroide abandonado, he regresado como la luz pero tú no sospechas que ahora solo quiero tu cuerpo, para mancharlo de  perversas sensaciones, sin magia, ni ternura, será el eterno castigo que he jurado darte.
 ¡Oh amor ya no te escondas más!  Y bésame con tu boca llena de pasión, mátame con tu eterno calor y llévame al cielo con eterno esplendor, ahora sé que este dulce dolor también puede ser provocado sin razón,  pero tu sobrio color he querido abrazar al dulce sonido de tu luna muerta en mi rojo firmamento de suspiros.

Haz vencido por ahora, a pesar de que la copa está rota y los arboles se caen lentamente junto con la dignidad, ¿de que sirve tanto sordo problema sin razones al final? Ya sé;  se ha acabado la fraternidad mi  luz estrella malnacida ha quedado pagada, sin embargo grito  sin despedida, y golpeo el portal del rayo, soy veloz solo quiero placer, mientras tú te ahogas en mi eterno recuerdo, aquella niña se ha ido,  he mutado para convertirme en tu guerra y en tu paz, y  estas luces escupen sangre, las pistolas dan eterno alivio, los celos bastardos  eternos fuegos incandescentes en tu piel, te contagiaron la versión de tu falsa inocencia y no quieres pelear has dado todo y aún así no estás en paz, tal vez sea hora de descansar marea de lluvia sobre la playa. Solo si llegas ahí serás feliz y podremos liberarnos de este rapto de muertos. 





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