Brebajes

miércoles, 22 de diciembre de 2010

La belleza

Como un sueño de piedra yo soy bella, ¡oh mortales!,


y mi seno que a todos por turno torturó


fue hecho para inspirar al poeta un amor


tal como la materia, eterno e indecible.



Incomprendida esfinge, yo reino en el azul;


un níveo corazón junto al blancor del cisne;


detesto el movimiento que desplaza las líneas


y jamás he llorado como jamás reí.



Los poetas, delante de mis gestos altivos,



que parecen copiados de antiguos monumentos,



consumirán sus días en árida labor;



que para fascinar a estos mansos amantes



poseo puros espejos que embellecen las cosas:



mis dos enormes ojos de eterna claridad.






 Charles Baudelaire, Las flores del mal.




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