Noches de Bengala

Caminando por Rumania me encontré un árbol muerto, de su carne renacieron cuarenta libros de magia, y la gibosa menguante se acerco vistiendo celosa a la desnuda luna, en un ritual de arpegios, Venus derramo sus lagrimas en mi sexo, me comí el hechizo de tu cuerpo, y besaba tus ojos en el tiempo. 

 
La brisa oscura me llevo como polvo al reino de la clarividencia. El mito del sueño con demencia danzaba , metáfora macabra, que se esconde bajo tu piel de escamas , esqueleto de algodón dame el néctar del tarot, como los antiguos magos nutrían al colibrí con sangre, y a la serpiente la dotaron con arcoíris y plumas, me elevas volando más alto que el sol, distraída rechazo al amor, indiferente ante Eros, su penetrante mirada me tira de las nubes, desterrándome sin vida a la laguna, donde tu nenúfar tacto abraza mi gitana eternidad. 

 
Espíritu galáctico, desvelada sirena, cristalizas el vino con tu aliento de ausencia, revelas tu cripta en mis arterias, campaneando la cita clavaste el alfiler, como anillo de fuego me rodeas de luto, corrosiva deidad de suspiros. Fino escarabajo, aguardas rubíes en el sótano, tesoro tu voz, atmosfera blanda de tu estatua, me tienes en tus manos, ¡canalla! Toda la tarde en el ocaso repetimos mantras y promesas de amor. Quemamos las heridas con el fuego de la montaña, sedujiste mi loto con tu aroma de coral y espuma virginal.

SUkia 16/5/2011