Brebajes

lunes, 25 de junio de 2012

Fantasmas heridos




Saber que la lluvia quema, fragmenta el corazón y cae como granizo. No es un alivio esa  tormenta de palabras, cala como el frío de la indiferencia. Disfraz que cubre a la multitud vibrante. Gritos que se exhalan en forma de fuego, queman lentamente la estática acongojada de la jaula de cobre. 

Mensajera bendita,  la paloma aletea sobre el universo, éste se alinea;  es momento del frenesí, los eclipses lo han marcaron. Con un susurro le grito a la quimera y la música no suena esta noche, porque es un auguro funesto que viene devorando las profundas heridas de la primavera. 

Los ojos se nublan, las caricias suspiran a la mística. Los cuerpos se tocan sin miedo. Falso es el lecho de las amapolas.  La virtud se manifiesta en la calle, abarrotada de almas que sin saber buscan al andrógino perdido. Pero de nuevo, se salen de control los zarpazos y los cielos han vuelto a herir al felino.  Tengo por necesidad que cerrar la ventana, y la puerta y la reja, y la mente y todo lo que está alrededor porque tres fantasmas inundan mi cama, tengo miedo no dormiré seguiré despierto hasta que el alba florezca de nuevo de aquellas cenizas sangrantes que algún día se llamaron estrellas. 

S. Mars 



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