Triángulo Nocturno

Tormenta de ocasos en Coyoacán, la vuelta entera de norte a sur sobre la galaxia.  Contemporáneas de arte,  llegaron a mí, las mágicas cabelleras donde encontré a Efebo el poeta y a Adonis el pintor.  Teníamos en las pupilas vino y queso azul, fue un éxtasis, toda la noche y parte de la madrugada, después la luna baño nuestros cuerpos con miel, y la lluvia vistió desnudos nuestros abrazos. Creo que tengo un pacto de amor con mi destino. Caricias embriagantes,  botellas elegantes de cuello excitante, esto de ser libre me tiene bastante adolorida.

Repetíamos  en el silencio del placer, una y otra vez,  las travesías.

El triangulo nocturno nos  dejó  viajar  en sus aristas hasta que me perdí en el beso del artista , el tiempo se desvanecía confundiendo los pensamientos y los sueños. El momento del limbo entre las almohadas, de niebla se pinta el vino derramado sobre la cama.