¿Para qué? Una inolvidable sensación de éxtasis,
si al final todo es efímero, se consume. Querer fingir sin engañar al
corazón es peligroso, pero también dejarlo mirar más allá, destapando los
instrumentos del ser para formar su esencia.
Siento los hechizos del amor y su forma entera de
entrega. Espero que éstos sean la prueba enérgica de un nuevo renacer, una luz
interna que va creciendo en armonía y paz. Un estado ecléctico de vida,
buscando una utopía cierta, en esta realidad incoherente. Estamos en el
mundo al revés, respiramos veneno y estilamos basura. La armonía entre las
especies desaparece. La era del plástico ha llegado. Tenemos ahora corazón de
plástico cibernético. Entramos en mundos alternos y a pesar de buscar el
equilibrio, la humanidad seguirá perdiendo su naturaleza.
Rápidamente los extraños misterios del amor se
van dejando al descubierto haciendo en ocasiones muy cruel la espera, amarga.
Qué difícil es darse cuenta del secreto de la vida. Me pregunto si es necesario
conocer al humano en su sentido amplio. Porque me parece que entre más conozco
las actitudes humanas, me vuelve a surgir esta dicotomía entre las realidades.
Miro a mí alrededor y las personas son tan felices viviendo en su mentira
impuesta. Todos son actores de este gran escenario pero no entiendo entonces
cuando es el momento de dejar de actuar, tal vez entre las alas de la
soledad, o los pasillos de los sueños, pero ahora lo comprendo un poco más
claro es el mismo dilema de siempre. Esta figura un todo la eterna dualidad y
el hundimiento del vacío en la misma inmensidad del cosmos. Universal. El amor.
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