Comenzaba el filo de la
madrugada, cuando entre el silencio de los sueños ajenos, se escucho un extraño
ruido, ahogado por los ladridos de los perros. Había una voz que exhalaba
distante un lenguaje extraño, luego nada de nuevo se escuchaba, solo el
silencio que irrumpe la onda. Empezaban a salir los antiguos. Soñaba que tenia
la invisibilidad en lo oscuro y en un instante surgía de los entes de
extranjeros fantasmas que buscaban asilo, en los ruinas del conocido miocardio.
En cuenta regresiva me tallo los
ojos, empiezo a recordar de nuevo las fotografías del álbum amoroso, que se
llena de colores, pero entre la soledad se distingue solo en
blanco y negro.
Me parece dislexia,
triste naturaleza que pesa más en el abismo,
está justo cruzando el puente de
la fortaleza, que refleja en su cristal el
olor de las voces, ladronas improvisadas de secretos.
Excelso llegar sin rasguños al
camposanto, fui a buscar un lugar iluminado para enterrar el recuerdo, sabía
que efímero era el despertar de las mariposas. Hermoso destello me provocaron
tus ojos aquella mañana, entre las ánimas enterradas en el mortífero campamento.
Sin saber ni buscarlo llego a mí un revolucionario con el que hacía el amor
todas las noches.
Suspiro efímero, abrazo salado,
diagrama irregular. Formulas de deseo, apasionadas figuras con falacias
promesas,
éxtasis de la órbita. Explota el
eclipse de nuevo,
amargo lucero que
pintas la superficie lunar. Regalan crueles los astros un manto de firmamentos.
Así has sido enterrado
nodo sinusal. Que me quitaste el aliento en un
impulso eléctrico. Sí lo admito con un poco de tristeza terminó el
funeral, lo siento saliste de mi organismo en
aquella lagrima, que se confundió con la lluvia. Te derramo en el cementerio,
linda fue la aventura ahora renaces y tu nombre se marca en una lapida como
verso.
Suki Mars
Jul 2012