La dulce miel envenena los sentidos, la mirada perdida entre las caras y las palabras, aquel brillo en los ojos eternos no logro distinguir, sin embargo alguien me espera como yo a él y el sueño profético de su sabia cara azul lejana de cristal, deja su opio en mi memoria.
Salgo del panal, todo se pinta con sueños y colores distintos, la ternura y la complicidad son juegos del olvido, solamente queda la esperanza de volvernos a encontrar, a veces suavizo mi mirada y veo a través de las hojas de diamante, y los lirios aumentan el nítido carmesí de la sangre, escurriendo por las manos infectadas luceros de corazones rotos, esperando el elixir tus besos para ser curados aquella noche de luna llena. Y nos queremos tanto que escapamos y a la vez lloramos, electrones de aire libre así, estas lejanas nebulosas de paciencia, llenan la vida de esperanza, el hades es frio porque se ha perdido la luz de la espera, la magia de lo real y su beso profundo con aquel sueño que observa el colibrí al ocaso para ser descifrado.
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